La empresa china de inteligencia artificial DeepSeek se ha visto forzada a posponer el lanzamiento de su nuevo modelo de lenguaje y a regresar al hardware de Nvidia, tras experimentar fallos persistentes y problemas de rendimiento con los procesadores de Huawei. Este revés evidencia las dificultades que enfrenta China en su objetivo de alcanzar la autosuficiencia tecnológica en el crucial sector de los semiconductores de alto rendimiento. DeepSeek, que había ganado notoriedad por entrenar exitosamente modelos de IA con hardware de Nvidia, intentó migrar a los chips Ascend 910B de Huawei como parte de un esfuerzo por alinearse con la presión de Pekín para utilizar tecnología nacional y reducir la dependencia de proveedores estadounidenses.
Sin embargo, el intento fracasó.
Fuentes citadas por el Financial Times revelaron que los procesadores de Huawei presentaron problemas técnicos insuperables durante el entrenamiento del nuevo modelo, lo que obligó a la compañía a revertir la decisión y volver a adquirir hardware de Nvidia, a pesar de las restricciones de exportación impuestas por Estados Unidos. Este incidente subraya la brecha tecnológica que aún existe entre los semiconductores chinos y los de sus competidores estadounidenses.
Aunque Huawei ha logrado avances significativos, sus chips todavía enfrentan desafíos en términos de estabilidad y rendimiento en tareas de IA a gran escala, lo que obliga a las empresas chinas a buscar alternativas en el mercado internacional, incluso si esto implica navegar complejas regulaciones comerciales.
En resumenEl caso de DeepSeek ilustra la compleja realidad de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China. A pesar de los esfuerzos de Pekín por fomentar la autosuficiencia, la superioridad del hardware de Nvidia en el campo de la IA sigue siendo un factor determinante, obligando a las empresas chinas a depender de tecnología estadounidense para mantenerse en la vanguardia de la innovación, incluso frente a obstáculos políticos y comerciales.