En Montería, la situación es particularmente crítica.
El economista Jaime Morón, miembro de la Red Ormet Caribe, advierte que la falta de experiencia laboral y una oferta limitada de empleos formales han convertido a los jóvenes, y especialmente a las mujeres, en los más afectados por el desempleo. Morón señala una paradoja: “La única manera que un joven consiga experiencia es que le den empleo, y si no hay empleo, no la obtiene”. La crisis del COVID-19 exacerbó esta tendencia, ya que muchas mujeres jóvenes abandonaron la búsqueda de trabajo para asumir labores de cuidado en el hogar. La probabilidad de que una persona desempleada en Montería, elegida al azar, sea una mujer joven es muy alta. Este fenómeno no es exclusivo de Montería; se extiende por toda la región Caribe.
Jaime Alberto Morón Cárdenas, director del ORMET, identifica factores culturales como la causa principal, afirmando que “todavía seguimos siendo un país patriarcal con atisbo muy fuerte culturalmente frente a la discriminación laboral negativa hacia la mujer”. Esta discriminación se refleja en la persistencia de prejuicios que cuestionan las capacidades femeninas para ciertas áreas, como la ingeniería, y en las restricciones históricas del mercado laboral para el sector femenino. La situación exige políticas públicas de empleo con un enfoque diferencial, que aborden tanto las barreras de acceso como los sesgos culturales que perpetúan la desigualdad.












