Estas iniciativas buscan transformar el mercado laboral en un espacio más equitativo, reconociendo el talento por encima de las limitaciones o el origen. Un ejemplo destacado es la alianza ‘Juntos por la Inclusión’, liderada por ACNUR y el Ministerio del Trabajo, a la que se ha sumado activamente el SENA.

Esta estrategia tiene como objetivo fortalecer las capacidades y promover la vinculación laboral de refugiados, migrantes y desplazados. Jaime Emilio Vence, del SENA, destacó que entre 2024 y 2025, la Agencia Pública de Empleo ha brindado más de 35,000 orientaciones a migrantes, generando más de 8,000 empleos. En el ámbito local, se desarrollan programas focalizados como el “Ropero de Inclusión” en Guacarí, que genera ingresos para 68 personas con discapacidad y sus cuidadores, o los cursos de manicure y pedicure en Guachené, que buscan el empoderamiento económico de las mujeres. Jhonattan Aguirre Gómez, consultor en Diversidad, Equidad e Inclusión, subraya que la inclusión no es solo una obligación legal, sino una oportunidad para “activar un talento potencialmente CAPAZ”. Señala que solo el 23,5 % de las personas con discapacidad participan en el mercado laboral, una cifra que evidencia la necesidad de cambiar el enfoque de las empresas para que vean la capacidad en lugar de la limitación.