Ciudades como Bucaramanga sobresalen con una tasa de desocupación de apenas 6,3 %, muy por debajo del promedio nacional, gracias a su dinamismo económico y su ecosistema emprendedor. Sin embargo, a pesar de estas cifras positivas, los analistas advierten que la mejora no se traduce necesariamente en un fortalecimiento del empleo de calidad. Expertos señalan que buena parte de la recuperación proviene del trabajo informal o por cuenta propia, mientras que la creación de empleo formal sigue estancada. Esta situación plantea un desafío estructural, ya que la informalidad implica una falta de acceso a la seguridad social y a la estabilidad contractual para una gran parte de la población trabajadora. Por tanto, aunque el indicador general de desempleo es alentador, el reto para el país es consolidar esta recuperación con políticas que fomenten la formalización y la generación de empleos dignos y sostenibles.