La informalidad laboral persiste como un desafío estructural en las principales ciudades de la costa Caribe colombiana, con tasas que superan ampliamente el promedio nacional. Santa Marta y Sincelejo se destacan entre las capitales con los mayores índices, reflejando una profunda desigualdad y la falta de oportunidades de empleo formal en la región. De acuerdo con el DANE, para el trimestre julio-septiembre de 2025, Santa Marta registró una tasa de informalidad del 59,3%, ubicándose en el séptimo lugar a nivel nacional y 4,3 puntos por encima del promedio del país (55,0%).
Otras ciudades de la región con cifras alarmantes son Sincelejo (69,1%), Montería (66,0%), Valledupar (65,4%) y Riohacha (63,0%).
Esta precariedad laboral está directamente ligada a los altos niveles de pobreza. En Santa Marta, el 37,9% de la población vive en pobreza monetaria y el 13,1% en pobreza extrema, consolidándola como una de las ciudades con peores indicadores sociales del país.
A nivel nacional, 13,05 millones de trabajadores no cotizan a salud ni a seguridad social.
Los análisis sugieren que este fenómeno en el Caribe es consecuencia de una exclusión histórica y de modelos de desarrollo, como el turismo en Cartagena, que no logran integrar a la población local. Esto empuja a las comunidades a depender de la economía informal o del “rebusque” como única forma de subsistencia, perpetuando un ciclo de marginalización y falta de acceso a derechos laborales básicos.
En resumenLas ciudades del Caribe colombiano, con Santa Marta y Sincelejo a la cabeza, presentan tasas de informalidad laboral que superan el 60%, muy por encima del promedio nacional. Este fenómeno está intrínsecamente ligado a la pobreza estructural y a modelos económicos que no generan empleo formal, perpetuando la exclusión en la región.