Ciudades como Bucaramanga (6,3%) y Medellín (7,6%) reportaron cifras de desocupación particularmente bajas. Sin embargo, a pesar de las cifras positivas, persisten desafíos estructurales.

La informalidad laboral sigue siendo un problema grave, afectando al 55% de los trabajadores del país. Aunque más de la mitad de los nuevos empleos creados fueron formales, los analistas advierten que el crecimiento del empleo de calidad sigue estancado, lo que sugiere que gran parte de la recuperación proviene de trabajos por cuenta propia o en condiciones precarias. Sectores como el comercio y los servicios públicos, por su parte, registraron una contracción en el número de ocupados.