Montería acerca las oportunidades laborales a los barrios con ferias de empleo locales

La Alcaldía de Montería, bajo la dirección del alcalde Hugo Kerguelén García, ha implementado una exitosa estrategia de intermediación laboral que consiste en llevar ferias de empleo directamente a los barrios de la ciudad. Esta iniciativa busca descentralizar las oportunidades y facilitar el acceso de los ciudadanos a vacantes formales sin necesidad de grandes desplazamientos. La sexta edición de esta feria, realizada el 23 de octubre en el Centro Verde del barrio Alborayal, es un claro ejemplo del compromiso de la administración municipal con la generación de empleo digno. En esta jornada se ofertaron más de 100 vacantes en sectores clave como comercio, construcción, transporte, hotelería y administración. Iván Pacheco, gerente de Empleo, explicó el enfoque de la estrategia: “Hemos venido desarrollando una estrategia que consiste en llevarles las vacantes y las oportunidades laborales a los monterianos cerquita del barrio, sin que tengan que salir de casa”. El éxito de estas ferias se basa en la sólida alianza con entidades como el SENA y COMFACOR, que se encargan de recopilar y presentar las ofertas del sector privado. Desde la apertura de la Oficina Satélite de la Agencia Pública de Empleo (APE) en el Centro Verde, se han logrado 66 colocaciones laborales efectivas. Las cinco jornadas anteriores, realizadas en barrios como Mocarí, La Granja y Villa Cielo, movilizaron a más de 3.200 personas y registraron 3.305 postulaciones a 872 vacantes.

Además, la feria promueve la inclusión, ofreciendo puestos para personas con discapacidad y garantizando la accesibilidad con intérpretes.

Esta política pública de reactivación económica avanza hacia la meta del Plan de Desarrollo de generar 27.000 empleos sostenibles.

En resumen

La estrategia de ferias de empleo barriales en Montería demuestra ser un modelo efectivo para reducir las barreras de acceso al trabajo. Al acercar las oportunidades a las comunidades, la Alcaldía, en conjunto con sus aliados, no solo fomenta la empleabilidad, sino que también fortalece la confianza entre empresas y talento local.

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Hasta ahora, 16 niños muertos, ¿vendrán más? egutierrez Dom, 23/11/2025 - 08:43 Rodrigo López Oviedo Dom, 23/11/2025 - 08:43 Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. PUBLICIDAD Como si hubiera sido poca la preocupación que nos produjo el bombardeo ocurrido en el Guaviare, que dejó a 7 madres llorando la muerte de sus adolescentes hijos, hemos sabido después, por boca de la subdirectora de la fundación Pares, que ya antes, entre agosto y este luctuoso día, se habían producido tres bombardeos más con otros seis menores muertos, a los cuales habría que agregar los que pudieron caer en otras doce operaciones similares realizadas en este 2025.Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. No puede ser que ahora, gracias a un enroque presidencial, este tipo de hechos se hayan vuelto aceptables y que Petro los justifique con argumentos traídos de los cabellos, como el de que las víctimas de reclutamiento forzado son también “objetivos militares legítimos” y que como tal hay que tratarlos.Refiriéndose a este último bombardeo, dice el señor presidente que fue la respuesta a una emboscada en la que estaban en riesgo inminente de caer 20 soldados. Esta es una justificación difícil de creer, ya que por informaciones anteriores sabíamos que lo bombardeado había sido un campamento, y desde un campamento es muy difícil emboscar a nadie. Adicionalmente, tampoco es creíble que la emboscada fuera inminente, ya que entre la orden de bombardear y el bombardeo mismo transcurrieron tres días.Pues no, señor presidente, antes que bombas lo que requieren estos menores es que, a cambio de revictimizarlos a costa de su propia vida, se les reconozca como titulares del derecho a protección especial, lo cual obliga a que cualquier operativo militar que pueda afectarlos se preceda de un caudal suficiente de precauciones que eviten desenlaces como los que hoy lamentamos. La única razón que podría explicar su cambio de actitud, de supeditar la condición de víctimas del conflicto de estos menores a la de “objetivos militares legítimos”, es que esté cediendo a la exigencia de resultados militares que demanda la derecha.Señalemos finalmente una nueva preocupación, y es la de que, también por orden presidencial, los bombardeos continuarán, y esto nos coloca ante una disyuntiva: irnos acostumbrando pasivamente a ser testigos de que se sigan ejecutando, o rechazarlos desde las calles, ahora sin la venia presidencial e, incluso, contra su voluntad. La respuesta no puede ser otra que la de evitar convertimos en cómplices, como lo fuimos al permitir que 16 billones de pesos, que podrían servir para atender necesidades apremiantes, se hubieran destinado a la compra de aviones de guerra. Y guerra no es lo que necesitamos. Necesitamos paz.

El Nuevo Día

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