Sin embargo, estas cifras ocultan profundas brechas.

La informalidad es significativamente mayor en los centros poblados y las zonas rurales dispersas, donde alcanza un 83 % del total de ocupados. Por ciudades, las mayores tasas de informalidad se registran en Sincelejo (69,1 %), Valledupar (64,9 %) y Montería (64,1 %), mientras que Bogotá (34,0 %) y Manizales (37,2 %) presentan los menores índices.

En la capital, la tasa de desempleo fue del 8,2 %, la más baja en 18 años para ese trimestre. El análisis por género también evidencia una brecha persistente, con una informalidad del 57,8 % en hombres y del 51,6 % en mujeres.

La mayor concentración de trabajadores informales se encuentra en las microempresas, donde el 84,8 % de los ocupados no cuenta con formalidad laboral. Estos datos subrayan que, a pesar de la estabilidad macroeconómica, los beneficios no se traducen de manera uniforme en mejoras tangibles para la mayoría de los ciudadanos.