Esto asegura que las trabajadoras domésticas tengan acceso a las mismas protecciones que cualquier otro empleado formal en el país.

La normativa también regula la jornada laboral, estableciéndola en un máximo de 44 horas semanales, en línea con la reducción gradual que aplica para todos los trabajadores.

Cualquier tiempo laborado fuera de esta jornada deberá ser reconocido y pagado como trabajo suplementario u horas extra.

Otro cambio significativo es el incremento progresivo del recargo por trabajar en domingos y festivos, que pasará del 80 % en 2025 al 100 % en 2027.

Asimismo, la jornada nocturna comenzará a regir desde las 7:00 p.m.

a partir de 2026.

Estas medidas buscan dignificar el trabajo doméstico y equiparar sus condiciones a las del resto del mercado laboral formal, lo que implica que los empleadores deben garantizar el pago de todas las prestaciones sociales, como prima de servicios, cesantías, intereses sobre cesantías, vacaciones y dotación.