La reciente reforma laboral ha introducido cambios sustanciales y de obligatorio cumplimiento para la contratación de empleadas domésticas en Colombia, con el objetivo de formalizar un sector históricamente marcado por la precariedad y garantizar plenos derechos laborales. Una de las modificaciones más importantes es la eliminación de la validez de los contratos verbales; ahora, todo acuerdo debe formalizarse por escrito, especificando claramente las funciones, los horarios, la remuneración y la duración del vínculo laboral. Además, la nueva ley exige la afiliación completa y obligatoria al sistema de seguridad social integral, lo que incluye salud, pensión, riesgos laborales (ARL) y caja de compensación familiar.
Esto asegura que las trabajadoras domésticas tengan acceso a las mismas protecciones que cualquier otro empleado formal en el país.
La normativa también regula la jornada laboral, estableciéndola en un máximo de 44 horas semanales, en línea con la reducción gradual que aplica para todos los trabajadores.
Cualquier tiempo laborado fuera de esta jornada deberá ser reconocido y pagado como trabajo suplementario u horas extra.
Otro cambio significativo es el incremento progresivo del recargo por trabajar en domingos y festivos, que pasará del 80 % en 2025 al 100 % en 2027.
Asimismo, la jornada nocturna comenzará a regir desde las 7:00 p.m.
a partir de 2026.
Estas medidas buscan dignificar el trabajo doméstico y equiparar sus condiciones a las del resto del mercado laboral formal, lo que implica que los empleadores deben garantizar el pago de todas las prestaciones sociales, como prima de servicios, cesantías, intereses sobre cesantías, vacaciones y dotación.
En resumenLa nueva legislación transforma radicalmente la contratación de empleadas domésticas en Colombia, exigiendo contratos escritos, afiliación total a la seguridad social y el reconocimiento de todos los derechos prestacionales, en un esfuerzo por erradicar la informalidad y la desprotección en este sector.