A pesar de la histórica reducción de la tasa de desempleo, la informalidad laboral se consolida como el principal desafío estructural del mercado colombiano, afectando a más de la mitad de la población ocupada. Según cifras del DANE para agosto de 2025, de los 23,8 millones de trabajadores en el país, 13,26 millones se encuentran en la informalidad, lo que representa un 55,7%. Esta situación revela una preocupante dualidad en el mercado laboral: mientras se celebra la creación de empleo, una parte significativa de estos nuevos puestos carece de garantías y protección social. De los 393.000 empleos generados en el último año, 156.000 fueron informales, lo que significa que el 40% de los nuevos puestos son precarios. Charles Chapman, socio de Chapman Wilches, ofrece una perspectiva alarmante al afirmar que “de cada cuatro colombianos en capacidad de trabajar, uno tiene empleo formal, es decir 30 millones están divididos en desempleo y en informalidad”.
Esta realidad no solo limita el acceso a la seguridad social, pensiones y estabilidad, sino que también reduce la base de recaudación fiscal del Estado y perpetúa la baja productividad.
La informalidad es particularmente alta en ciudades como Montería (64,1%) y Neiva (52,9%), y sigue siendo un obstáculo para el desarrollo económico sostenible.
La persistencia de este fenómeno subraya la necesidad de políticas públicas que vayan más allá de la simple reducción de la tasa de desocupación y se enfoquen en mejorar la calidad del empleo generado, incentivando la formalización empresarial y protegiendo los derechos de los trabajadores.
En resumenLa informalidad laboral afecta al 55,7% de los trabajadores en Colombia, con 13,26 millones de personas en empleos precarios. Aunque el desempleo general ha disminuido, el 40% de los nuevos puestos creados en el último año son informales, lo que evidencia una recuperación económica basada en la precariedad y plantea serios desafíos para la productividad y la protección social.