Sin embargo, la mejora oculta persistentes desafíos estructurales como la brecha de género y el rezago del empleo rural. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desocupación nacional se ubicó en 8,6 %, una disminución de 1,1 puntos porcentuales frente al 9,7 % de agosto de 2024.
Este es el registro más bajo para dicho mes desde 2001.
En términos absolutos, el país sumó 393.000 nuevos ocupados, alcanzando un total de 23,8 millones de personas con empleo, mientras que el número de desocupados se redujo en 265.000 personas, situándose en 2,2 millones. Los sectores que más impulsaron la creación de empleo fueron las industrias manufactureras (+199.000), la construcción (+178.000) y el transporte y almacenamiento (+172.000). En contraste, el sector de agricultura, ganadería y pesca experimentó una contracción significativa, perdiendo 237.000 puestos de trabajo. El ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, celebró la cifra como una muestra de que "la política laboral del Gobierno del Cambio (...) está dando resultados". A pesar del optimismo, la directora del DANE, Piedad Urdinola, señaló que la mejora está liderada por las ciudades, donde el desempleo cayó al 7,8 %, mientras que en las zonas rurales aumentó del 7 % al 7,8 %. Además, persiste una marcada brecha de género: la tasa de desempleo para las mujeres fue del 11,2 % frente al 6,7 % para los hombres, una diferencia de 4,5 puntos porcentuales que evidencia las barreras que aún enfrentan las mujeres en el mercado laboral.