Sin embargo, este indicador positivo es objeto de un intenso debate, con análisis que advierten sobre la precariedad laboral subyacente y el escepticismo de gremios como Fenalco. Un análisis publicado por The Economist destaca que, si bien la economía colombiana se encuentra en condiciones “aceptables” y el desempleo ha alcanzado mínimos históricos, existen problemas acumulados.
Cerca del 60% de los trabajadores colombianos se encuentran en la informalidad, caracterizada por menores beneficios, nulo pago de impuestos y baja productividad. Esta visión es compartida por el presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, quien cuestionó los indicadores laborales del Gobierno, argumentando que la reducción del desempleo obedece en gran medida al crecimiento de la informalidad y el trabajo por cuenta propia, y no a la creación de empleo formal y estable. Cabal añadió otro factor al análisis: la migración de aproximadamente 1,2 millones de colombianos al exterior, en su mayoría jóvenes, lo que habría reducido la presión sobre la demanda de trabajo en el país. En Bogotá, el panorama también refleja esta dualidad; mientras se reportan avances en formalización y reducción de la pobreza, un informe sobre la Cumbre Nacional Popular señala que en la capital el desempleo ronda el 10% y la informalidad supera el 35%, lo que evidencia una profunda precarización de las condiciones de vida de los trabajadores.