La reciente reforma laboral, que entró en vigencia el 26 de junio de 2025, ha introducido cambios significativos en la contratación a término fijo, generando un intenso debate sobre si fomentará la estabilidad o, por el contrario, incentivará la rotación de personal. La nueva normativa establece un límite máximo de cuatro años para este tipo de contratos, tras lo cual deberán convertirse automáticamente en contratos a término indefinido, una medida que busca terminar con la práctica de prórrogas indefinidas que mantenían a los trabajadores en una "incertidumbre constante". Nicolás Rico Álvarez, experto en derecho laboral, explica que "hasta antes de la reforma, los contratos a término fijo podían prorrogarse indefinidamente", citando casos de trabajadores renovados por 30 años bajo la misma modalidad. La reforma diferencia entre la "prórroga pactada" y la "prórroga automática".
La primera permite a las partes acordar por escrito hasta cuatro extensiones, siempre sin superar el tope de cuatro años. La segunda aplica cuando el empleador no notifica la terminación con 30 días de antelación, renovando el contrato automáticamente, pero solo hasta por tres veces consecutivas. Sin embargo, esta búsqueda de estabilidad es vista con escepticismo desde el sector empresarial.
Fenalco ha advertido que la reforma podría llevar a la "destrucción de empleo". Rico Álvarez también señala el riesgo de que las empresas opten por terminar los contratos antes de los cuatro años para evitar la conversión a indefinido, lo que podría traducirse en "más rotación laboral". Para los contratos vigentes antes de la reforma, se estableció un período de transición hasta el 25 de junio de 2029, fecha a partir de la cual todos los que superen los cuatro años se volverán indefinidos. Desde la perspectiva de los trabajadores, como Pilar, una madre cabeza de familia, la reforma representa una promesa de equidad y la posibilidad de equilibrar empleo y vida familiar.
En resumenLa nueva regulación sobre contratos a término fijo busca ofrecer mayor estabilidad a los trabajadores al limitar su duración a cuatro años. No obstante, persiste la incertidumbre sobre sus efectos prácticos, con expertos y gremios advirtiendo sobre un posible aumento en la rotación de personal como estrategia empresarial para eludir la contratación indefinida.