Estos resultados evidencian profundas disparidades regionales y desafíos estructurales que impiden a estas zonas acoplarse a la recuperación del mercado laboral del país. En Tunja, el desempleo se mantuvo en un 11 % para el trimestre mayo-julio, la misma cifra del año anterior, posicionándola como la quinta ciudad con la tasa más alta del país. La situación se agrava con un aumento de la informalidad, que alcanzó el 40,2 %.

Por su parte, Neiva y Bucaramanga fueron las únicas dos capitales donde la desocupación aumentó. En Neiva, la tasa subió de 10,1 % a 10,3 %, impulsada por la pérdida de empleos en sectores clave como el comercio y los servicios profesionales. El área metropolitana de Bucaramanga también experimentó un retroceso, con un incremento en su tasa de desempleo al 8,5 %, perdiendo su posición como la región con menor desocupación en Colombia. Este deterioro se debió a la eliminación de 16.000 puestos en el comercio y 12.000 en la administración pública. El impacto en estas ciudades también se reflejó en el desempleo juvenil, que en Bucaramanga pasó del 12,2 % al 14,1 %, y en Neiva se incrementó al 18,9 %, mostrando las dificultades que enfrentan las nuevas generaciones para ingresar al mercado laboral.