No obstante, las proyecciones para el cierre del año han mostrado una leve mejoría. El Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) ajustó su previsión de déficit para 2025 del 7,1 % al 6,7 % del PIB, una cifra más optimista que la meta oficial del Gobierno. Esta mejora se atribuye principalmente al ahorro en el pago de intereses de la deuda, logrado gracias a las Operaciones de Manejo de Deuda (OMD) ejecutadas por el Ministerio de Hacienda y a una tasa de cambio más baja de lo esperado. A pesar de esta corrección, analistas como Morgan Stanley advierten sobre un “equilibrio fiscal frágil”, proyectando un déficit del 8 % del PIB para 2025 y del 7 % para 2026, lo que subraya la persistencia de los desafíos estructurales. El gasto público sigue acelerándose, y el déficit primario (que excluye intereses) se proyecta en -3,4 % del PIB para fin de año, uno de los más altos en décadas.

Esta situación fiscal precaria, sumada a un recaudo tributario que no cumple las metas, genera preocupación sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas y ejerce presión sobre la prima de riesgo del país.