La discusión sobre el aumento del salario mínimo para 2026 ha generado una fuerte tensión entre el Gobierno, los gremios empresariales y los sindicatos, con posturas que van desde un ajuste moderado hasta incrementos de dos dígitos. La decisión final es crucial, ya que el Banco de la República la ha identificado como un riesgo inflacionario significativo para la economía colombiana. Desde el Gobierno, el presidente Gustavo Petro ha manifestado su intención de decretar un aumento “alto”, argumentando la necesidad de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores. Esta postura fue amplificada por el ministro del Interior, Armando Benedetti, quien sugirió que el salario podría llegar a $1.800.000, incluyendo los beneficios de la reforma laboral.
Por su parte, las centrales obreras como la CUT han adelantado que su propuesta será de dos dígitos para compensar las decisiones de las últimas décadas. En contraste, los empresarios han expresado su pesimismo sobre la posibilidad de un acuerdo.
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, calificó las propuestas del Gobierno como un “verdadero sinsentido” y “puro populismo barato”, advirtiendo que un reajuste del 26,44 % (para llegar a $1.800.000) llevaría al país a una hiperinflación.
Los gremios proponen un ajuste que no supere el 7 % para no afectar la generación de empleo formal ni presionar la inflación. El escenario de un ajuste mínimo, basado en la fórmula de inflación proyectada (5,5 %) más productividad, rondaría el 6,5 %, lo que dejaría el salario en $1.516.027. El Banco de la República ha sido enfático en que un incremento “desproporcionado” es uno de los principales riesgos al alza para la inflación de 2026.
En resumenEl debate del salario mínimo para 2026 se encuentra polarizado. Mientras el Gobierno y los sindicatos abogan por un aumento sustancial para mejorar el poder de compra, los empresarios y el Banco de la República alertan sobre los graves riesgos inflacionarios y para el empleo formal, lo que hace prever una definición por decreto.