Esta situación pone en alerta al mercado sobre posibles nuevas subidas en las tasas de interés si se materializan riesgos como un aumento desproporcionado del salario mínimo. En su más reciente Informe de Política Monetaria, el equipo técnico del banco central elevó su pronóstico de inflación para el cierre de 2025 del 4,7 % al 5,1 %, y para 2026 del 3,2 % al 3,6 %. Este ajuste responde a sorpresas al alza en los precios de alimentos y servicios, una demanda interna más dinámica de lo esperado y un aumento en las expectativas de inflación del mercado. Ante este panorama, la Junta Directiva decidió mantener la tasa de interés de política en 9,25 %, una postura que busca anclar las expectativas y controlar las presiones sobre los precios. Sin embargo, las minutas de la reunión revelan una creciente preocupación por los riesgos inflacionarios. Varios miembros de la junta advirtieron que podrían considerarse aumentos futuros si se materializan ciertos escenarios, entre los cuales destaca un incremento del salario mínimo para 2026 “muy por encima de la inflación total más el aumento de la productividad laboral”. Hernando Vargas, gerente técnico del Banco, señaló también como riesgos un deterioro en las finanzas públicas que incremente la percepción de riesgo país y una demanda interna que ha mostrado crecimientos anuales “persistentemente superiores al 4 %”. Estos factores, sumados a la persistencia de la inflación básica —que excluye alimentos y regulados—, revelan “síntomas inquietantes de indexación de precios” que obligan al emisor a mantener una postura restrictiva por más tiempo.