Esta cifra fue calificada por Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, como un “verdadero sinsentido” que representaría un reajuste del 26,44 % y sería “puro populismo barato”. Por su parte, las centrales obreras como la CUT han manifestado su intención de buscar un incremento de dos dígitos.

En el espectro técnico, el escenario de menor aumento se basaría en una inflación proyectada del 5,5 % más la productividad, lo que resultaría en un alza cercana al 6,5 %, dejando el salario en $1.516.027. Sin embargo, análisis como el del Banco de Bogotá proyectan que el ajuste podría ser del 12 % “o hasta de pronto más”. El ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, ha aclarado que, si bien el alza debe ser superior a la inflación, no se ha definido un porcentaje, aunque se barajan cifras como el 10 %. Esta discusión es crucial, ya que el Banco de la República ha advertido que un aumento desmedido podría dificultar el control de la inflación en 2026, una preocupación compartida por los empresarios, quienes abogan por un ajuste que no supere el 7 %.