Para Colombia, esta decisión tiene varias implicaciones.

Un dólar globalmente más débil favorece la apreciación del peso colombiano, que ha logrado mantenerse por debajo de los $4.000 en las últimas semanas. Asimismo, la medida incentiva la llegada de capitales a economías emergentes y podría dar un mayor espacio de maniobra al Banco de la República para considerar eventuales recortes en su propia tasa de interés, aunque la inflación local sigue siendo el factor determinante.