Sin embargo, el panorama regional muestra profundas brechas: mientras Medellín A.M.

registró la tasa más baja con un 7,3%, ciudades como Quibdó (24,3%) y Riohacha (14,4%) enfrentan una situación crítica.

La informalidad laboral, aunque disminuyó ligeramente a nivel nacional a 54,8%, sigue siendo un desafío estructural, especialmente en zonas rurales donde alcanza el 83,1%.

La brecha de género también persiste, con una tasa de desocupación para las mujeres del 11,1% frente al 7,1% para los hombres. A pesar de la mejora general, la alta informalidad y las disparidades territoriales continúan siendo los principales retos para la consolidación de un mercado laboral más equitativo y de calidad.