Este resultado ha sido calificado por gremios como Fenalco como una señal de que “la reactivación económica es aún muy débil y vacilante”. El principal motor del crecimiento fue el consumo de los hogares, que aumentó un 3,7%, impulsando a su vez sectores como el comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida, que en conjunto crecieron un 5,6%. Las actividades artísticas y de entretenimiento también mostraron un fuerte dinamismo con un alza del 7,5%, mientras que la agricultura se expandió un 3,8%.
Sin embargo, el panorama es preocupante en sectores clave para la inversión y el empleo.
La explotación de minas y canteras se contrajo un 10,2%, y la construcción cayó un 3,5%. Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, alertó que “nuevamente, la minería es el sector que más decrece en Colombia”, atribuyendo el descenso a políticas gubernamentales, regulaciones restrictivas y un entorno de incertidumbre. La inversión total sigue en niveles bajos, representando menos del 17% del PIB, una cifra inferior al 22% registrado antes de la pandemia, lo que plantea serios interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento a mediano y largo plazo.