Una investigación del New York Times reveló que el gobierno de Nicolás Maduro propuso a la administración Trump una salida gradual del poder en un plazo de dos a tres años, oferta que fue rechazada por la Casa Blanca. Estas conversaciones extraoficiales, autorizadas por el propio Trump, se llevaron a cabo en un contexto de máxima presión militar y diplomática de Washington sobre Caracas. Según las fuentes citadas por el diario, emisarios venezolanos plantearon una transición en la que Maduro dejaría la presidencia, y Delcy Rodríguez asumiría el cargo de manera interina para completar el período, con el compromiso de no postularse en elecciones futuras. Como parte de la oferta, el gobierno venezolano también habría propuesto dar acceso a las vastas reservas petroleras del país a compañías energéticas estadounidenses. Sin embargo, la administración Trump consideró inaceptable el plazo propuesto, interpretándolo como un intento de ganar tiempo y prolongar la permanencia del chavismo en el poder. El rechazo de la oferta muestra la preferencia de Washington por una salida inmediata de Maduro, en lugar de una transición negociada y pausada.
Las revelaciones se producen mientras Estados Unidos intensifica su presencia militar en el Caribe y el Pentágono evalúa opciones más agresivas, incluyendo ataques a instalaciones vinculadas al narcotráfico.
Estas negociaciones secretas evidencian una estrategia dual por parte de la Casa Blanca: mantener canales de comunicación abiertos mientras se incrementa la presión militar, manteniendo un alto grado de incertidumbre sobre el desenlace de la crisis venezolana.
En resumenA pesar de la hostilidad pública, la administración Trump mantuvo contactos secretos con el gobierno de Maduro, en los que este último ofreció una renuncia gradual que fue rechazada. La revelación, publicada por el New York Times, expone la complejidad de la estrategia estadounidense, que combina la posibilidad de diálogo con una creciente presión militar sobre Venezuela.