La medida beneficia principalmente a países latinoamericanos como Brasil, Ecuador, Argentina, Guatemala y El Salvador, y afecta a alimentos básicos como carne de res, café, banano, cacao y tomates.

Esta decisión marca un giro en la política comercial de Trump, quien había implementado un esquema de “aranceles recíprocos” que gravaban con tasas de entre 10 % y 50 % a dichos productos. La Casa Blanca justificó el cambio argumentando que muchos de estos bienes no se producen en cantidad suficiente en el país, por lo que los aranceles estaban impactando directamente los precios al consumidor. En el caso de Brasil, la medida elimina un arancel del 40 % sobre productos como carne bovina, vegetales, café y cacao, desescalando una guerra comercial que el propio Trump había impulsado. Para Ecuador, se eliminó un arancel del 15 % sobre 105 bienes. En Colombia, el sector cafetero se ve directamente afectado, ya que el arancel del 10 % que se aplicaba a sus exportaciones de café vuelve a ser del 0 %. Aunque esto elimina una ventaja relativa que Colombia tenía frente a competidores como Brasil (que pagaba 50 %), restablece las condiciones de mercado previas.

La medida es vista como una estrategia política para mostrar acción frente a la inflación antes de un calendario electoral sensible. A cambio de la exención, los países beneficiados acordaron reducir barreras no arancelarias para productos estadounidenses, buscando fortalecer las relaciones económicas en el hemisferio.