Según múltiples informes, la administración Trump elaboró un documento de 28 puntos que establece las condiciones para un cese de hostilidades. Las principales exigencias para Ucrania incluyen la cesión de facto de toda la región del Donbás, el reconocimiento de Crimea y otras zonas ocupadas como territorio ruso, una reducción drástica de su ejército a la mitad y la renuncia a su aspiración de unirse a la OTAN. Para el gobierno del presidente Volodímir Zelenski, quien confirmó haber recibido la propuesta, estas condiciones equivalen a una rendición de facto.

La iniciativa ha sido recibida con fuerte rechazo no solo en Kiev, sino también entre sus aliados europeos. La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, afirmó que “la paz en Ucrania solo puede lograrse con los europeos y los ucranianos”, manifestando la irritación del bloque por haber sido excluido de las negociaciones. Mientras tanto, altos mandos militares estadounidenses, como el secretario del Ejército Dan Driscoll, han estado presionando a Zelenski para que acepte el marco de paz, programando reuniones en Kiev para discutir la propuesta.

Este plan refleja un intento de la administración Trump por reconfigurar el panorama geopolítico, aunque su viabilidad es cuestionada por la falta de consenso con Ucrania y sus principales socios.