Fuentes del Pentágono y la CIA también diseñaron escenarios de contingencia que incluyen ataques puntuales con misiles o drones contra objetivos vinculados al narcotráfico. Esta compleja estrategia, que mezcla la amenaza militar con canales informales de comunicación, refleja el interés de Washington por controlar los recursos petroleros de Venezuela y reafirmar su dominio en el hemisferio bajo la Doctrina Monroe, mientras mantiene a Caracas en un estado de incertidumbre constante.