El Congreso de Estados Unidos aprobó de forma casi unánime la publicación de los archivos del caso Jeffrey Epstein, enviando la ley al presidente Donald Trump, cuya postura sobre el tema ha sido objeto de intenso escrutinio. La decisión legislativa pone fin a semanas de resistencia y presiones, incluso desde la Casa Blanca, para frenar la divulgación. La aprobación de la Ley de Transparencia de los Archivos Epstein, con 427 votos a favor y solo uno en contra en la Cámara de Representantes y respaldo unánime en el Senado, obliga al Departamento de Justicia a publicar en 30 días todos los documentos no clasificados de la investigación. Este movimiento se produjo después de que Trump cambiara su postura inicial de oposición, que según medios estadounidenses incluía intensas maniobras de la Casa Blanca para frenar el proyecto. El presidente instó a los republicanos a votar a favor, declarando que su partido “no tiene nada que ocultar”.
Sin embargo, el caso ha seguido generando controversia para el mandatario.
Demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara publicaron correos electrónicos en los que Epstein afirmaba que Trump “pasó horas” con una víctima y “sabía lo de las chicas”. Trump negó las acusaciones, calificándolas como “otra estafa rusa” y redirigió la atención hacia los vínculos de Epstein con otras figuras como el expresidente Bill Clinton.
La tensión en torno al tema alcanzó un punto álgido cuando Trump insultó a una periodista de Bloomberg que le preguntó sobre los correos a bordo del Air Force One, gritándole: “¡Silencio!
¡Silencio, cerdito!”.
Este altercado ha sido ampliamente criticado y ha reavivado el debate sobre el trato del presidente hacia la prensa.
En resumenLa aprobación legislativa para divulgar los archivos de Epstein fuerza una confrontación pública con el caso, implicando directamente al presidente Trump a través de nuevas revelaciones y sus propias reacciones volátiles, a pesar de sus intentos de desviar la culpa y controlar la narrativa.