Justificó una posible intervención señalando que el narcotráfico está “matando a nuestra gente”. El mandatario indicó que ha comunicado su postura al gobierno mexicano y que, en caso de actuar, buscaría la aprobación del Congreso estadounidense, sugiriendo que contaría con apoyo bipartidista. La amenaza se extendió a Colombia, donde mencionó la existencia de “fábricas de cocaína” que, en su opinión, deben ser destruidas.

“¿Destruiría esas fábricas?

Estaría orgulloso de hacerlo, personalmente”, declaró.

Estas afirmaciones se producen en un contexto de creciente actividad militar estadounidense en el Caribe y el Pacífico, con operaciones antidrogas que ya han incluido ataques a embarcaciones. La retórica de Trump sugiere un cambio hacia un enfoque más directo y confrontacional, que podría incluir operaciones militares en territorios soberanos, generando preocupaciones sobre las implicaciones diplomáticas y la soberanía de las naciones latinoamericanas. Aunque no anunció acciones inminentes, sus palabras delinean una postura más beligerante para abordar la crisis de las drogas en su país.