La administración Trump ha intensificado su presencia militar en el Caribe y el Pacífico bajo la recién nombrada 'Operación Lanza del Sur', una campaña sin precedentes contra el narcotráfico que ha elevado las tensiones con Venezuela y generado preocupación internacional. Este despliegue, que incluye el portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford, combina una estrategia de presión máxima con una ambigua apertura al diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro. El despliegue militar, justificado por Washington como una misión para “expulsar a los narcoterroristas del hemisferio”, representa una de las mayores movilizaciones de fuerza en la región en décadas. La operación incluye al grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford, destructores, un submarino nuclear, marines y aeronaves F-35, consolidando una abrumadora presencia naval cerca de las costas venezolanas. En el marco de esta campaña, las fuerzas estadounidenses han ejecutado ataques contra al menos 21 embarcaciones en aguas internacionales, calificadas como 'narcolanchas', acciones que han resultado en la muerte de más de 80 personas y que han sido descritas por la ONU y otros actores como posibles “ejecuciones extrajudiciales”. Como respuesta, el gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado el operativo como una “amenaza imperial” y un preludio a una invasión, ordenando el despliegie masivo de sus propias tropas.
La tensión ha provocado fisuras diplomáticas, llevando a Colombia y al Reino Unido a suspender temporalmente la cooperación de inteligencia con EE.
UU. en protesta por los ataques.
En paralelo a esta demostración de fuerza, el presidente Trump ha manifestado su disposición a dialogar “en algún momento” con Maduro, quien a su vez ha respondido estar listo para conversar “cara a cara”.
Esta dualidad entre la amenaza militar y la oferta diplomática crea un escenario de alta incertidumbre, interpretado por analistas como una estrategia calculada para debilitar al régimen venezolano mientras se reafirma la hegemonía estadounidense en el hemisferio.
En resumenEl masivo despliegue militar de EE. UU. en el Caribe, denominado 'Operación Lanza del Sur', representa una significativa escalada en la política de la administración Trump hacia América Latina. Aunque oficialmente se enfoca en la lucha contra el narcotráfico, la operación es vista como una herramienta de presión contra Venezuela. La estrategia se complementa con las contradictorias declaraciones de Trump, que ofrece diálogo con Maduro mientras amenaza con acciones militares, creando un escenario regional volátil e impredecible.