El escándalo del fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein ha resurgido con fuerza, implicando directamente al presidente Donald Trump a través de la divulgación de nuevos correos electrónicos. Congresistas del Partido Demócrata publicaron mensajes en los que Epstein afirmaba que Trump 'sabía acerca de las chicas' y que habría pasado 'horas en mi casa con él', en referencia a una de las víctimas de su red de tráfico sexual. La reacción de la Casa Blanca fue inmediata, calificando las filtraciones como una 'cacería de brujas' y una 'falsa narrativa' creada por los demócratas para difamar al presidente. El propio Trump se defendió en su red social Truth Social, negando tener conocimiento sobre los abusos y desviando la atención hacia la conocida relación de Epstein con el expresidente Bill Clinton. 'Inventaba notas sobre mí; averigüen qué sabía de Clinton', declaró Trump.
En un giro posterior, el mandatario dio marcha atrás en su oposición inicial y apoyó una votación en la Cámara de Representantes para publicar todos los archivos relacionados con el caso, argumentando que los republicanos 'no tenemos nada que ocultar'.
Esta controversia ha generado fisuras dentro del Partido Republicano.
La congresista Marjorie Taylor Greene, una de sus más firmes aliadas, ha insistido en la desclasificación total de los documentos, lo que provocó que Trump la calificara de 'traidora' y le retirara su apoyo. Greene denunció que los ataques del presidente la ponen en peligro, revelando una profunda ruptura dentro del movimiento MAGA a raíz del escándalo.
En resumenLa filtración de correos de Jeffrey Epstein que mencionan a Donald Trump ha reavivado la polémica, provocando una enérgica defensa por parte del presidente, quien a su vez ha solicitado investigar a sus rivales demócratas. El escándalo no solo ha generado un nuevo frente de batalla política, sino que también ha causado divisiones significativas dentro de sus propias filas.