Paralelamente, la administración ha mostrado señales contradictorias; por un lado, Trump aseguró que 'podría haber discusiones' con Nicolás Maduro porque 'Venezuela quiere hablar', abriendo una puerta a la diplomacia. Por otro lado, la Casa Blanca tacha al gobierno de Maduro de 'ilegítimo' y lo acusa de dirigir una 'organización de narcotráfico'. La respuesta de Venezuela ha sido igualmente dual. Maduro ha hecho llamados públicos a la paz, dirigiendo un mensaje a Trump: '¡Yes, peace!

(...) No a más guerras eternas'.

Sin embargo, simultáneamente ha ordenado el despliegue de cientos de miles de militares en ejercicios de defensa, promulgando una nueva ley de 'Comandos de Defensa Integral' para preparar al país ante lo que califica como 'amenazas imperiales' y una posible invasión.

Analistas citados en los artículos sugieren que Trump podría estar utilizando la 'ambigüedad estratégica' para presionar a Maduro sin comprometerse con un conflicto abierto.