En paralelo, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) se prepara para estrenar nuevos dispositivos y software, incluyendo inteligencia artificial, para rastrear a inmigrantes sin estatus legal y sus vehículos, así como para identificar personas mediante reconocimiento facial desde teléfonos móviles.

Estas políticas han provocado una enérgica respuesta de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, que emitió una “condena histórica” a la ofensiva migratoria de Trump, alertando sobre un creciente “clima de temor, redadas y abusos” y pidiendo respeto a la dignidad humana.