La medida busca aliviar la presión sobre los consumidores estadounidenses afectados por el aumento del costo de vida. La decisión beneficia a Ecuador, Argentina, Guatemala y El Salvador, y afecta a productos como bananos, café, carne de res, tomates, aguacates y mangos, entre otros. Estos productos formaban parte de la estrategia de "aranceles recíprocos" que Trump impulsó este año, con tasas que llegaban hasta el 50%. La Casa Blanca justificó la flexibilización argumentando que muchos de estos bienes esenciales no se producen en cantidad suficiente dentro de Estados Unidos, por lo que los altos gravámenes estaban generando un fuerte impacto inflacionario. Por ejemplo, los precios de los bananos aumentaron un 8% y el café un 15% en los primeros nueve meses del año. A cambio de la exención, los cuatro países latinoamericanos acordaron abordar barreras no arancelarias que dificultan el ingreso de productos estadounidenses a sus mercados. Para algunos economistas, este movimiento representa un reconocimiento implícito de que las políticas arancelarias previas contribuyeron a la inflación. El economista jefe de UBS, Paul Donovan, afirmó que "la creciente preocupación política por la percepción de la inflación entre los consumidores estadounidenses parece estar impulsando una iniciativa para reducir los aranceles". Sin embargo, la exención no es total, ya que se mantendrán aranceles sobre otras importaciones de estos países.