Trump justificó su orden argumentando la necesidad de que Estados Unidos actúe en “igualdad de condiciones” con Rusia y China, países que, según él, están realizando pruebas con armas avanzadas. La declaración del presidente fue provocada por el anuncio de Rusia sobre pruebas exitosas con un torpedo de propulsión nuclear (Poseidón) y un misil de crucero de propulsión nuclear (Storm Petrel).
Trump insistió: “Realmente odio hacerlo pero no tengo opción”.
En respuesta, el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó a sus funcionarios que comenzaran los preparativos para una “posible” reanudación de las pruebas nucleares explosivas si Estados Unidos daba el primer paso. Aunque funcionarios de la administración Trump, como el secretario de Energía Chris Wright, han intentado matizar la orden, aclarando que por ahora se trata de “pruebas de sistema” y no explosivas, el propio Trump declaró en una entrevista que Estados Unidos iba a “empezar a detonar armas nucleares para realizar pruebas”. Expertos en control de armas han expresado una profunda preocupación, advirtiendo que la retórica beligerante y el desmantelamiento de tratados de no proliferación, como el Nuevo START que expira en 2026, están erosionando décadas de progreso en la contención nuclear. La medida se alinea con las recomendaciones del Proyecto 2025 de la conservadora Heritage Foundation, que aconseja a la administración retirarse del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT) y restablecer la preparación para realizar pruebas.













