Petro ha denunciado estas acciones como una “persecución política” y ha prometido desafiar las restricciones. La crisis se desencadenó por las acciones de Petro durante una protesta en Nueva York, donde instó a los militares estadounidenses a desobedecer las órdenes del entonces presidente Trump, y por la revelación de un supuesto plan en EE.

UU. para encarcelarlo.

En respuesta, el Departamento de Estado revocó su visa e incluyó a Petro, su esposa, su hijo y su ministro del Interior en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), también conocida como Lista Clinton, que sanciona a individuos vinculados al narcotráfico. El gobierno estadounidense defendió las sanciones, afirmando que estaban dirigidas contra Petro y su familia, no contra el pueblo colombiano. Petro ha rechazado vehementemente las acusaciones, calificándolas de “irrespeto brutal” y una represalia por su postura sobre el conflicto en Gaza y las operaciones militares de EE. UU. en el Caribe.

Ha hecho un llamado a sus seguidores para que envíen cartas a la Casa Blanca exigiendo su exclusión de la lista. A pesar de las sanciones, Petro anunció su intención de viajar a Nueva York en enero de 2026 para asistir a una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde Colombia ocupará un puesto no permanente.