Tras una reunión entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, las relaciones entre Estados Unidos y China mostraron signos de distensión con el levantamiento de restricciones chinas a la exportación de metales estratégicos. Este gesto conciliador se produce en medio de discusiones para establecer un canal de comunicación militar directo y reducir las tensiones geopolíticas. China anunció la revocación de los controles a la exportación de varios metales clave, impuestos en 2023, una medida que estará vigente hasta 2026. Esta decisión es vista como un resultado directo de la reciente cumbre entre Trump y Xi y busca reavivar un clima de cooperación bilateral. Paralelamente, altos funcionarios de defensa de ambas naciones están discutiendo la creación de una línea directa de comunicación militar. El objetivo es prevenir errores de cálculo y gestionar posibles incidentes, especialmente en relación con Taiwán. El Secretario de Defensa de EE.
UU., Pete Hegseth, describió sus conversaciones con su homólogo chino como “positivas”.
Además, Trump ha declarado públicamente que el presidente Xi comprende las “consecuencias” de cualquier acción militar contra Taiwán, sugiriendo que su postura firme ha funcionado como un elemento disuasorio.
Aunque la retórica de una “nueva guerra fría” persiste, estos acontecimientos indican un esfuerzo pragmático por parte de ambas administraciones para gestionar su compleja relación y evitar un conflicto abierto, priorizando la comunicación y la cooperación selectiva.
En resumenUna reciente cumbre entre Trump y Xi ha propiciado un deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y China, evidenciado por el levantamiento de restricciones comerciales clave por parte de China y las conversaciones en curso para establecer una línea directa militar. Aunque la competencia estratégica continúa, estos pasos sugieren un deseo mutuo de gestionar las tensiones y fomentar la cooperación.