En una entrevista con la cadena CBS, Trump se mostró ambiguo sobre un posible ataque terrestre, pero afirmó que el tiempo de Maduro en el poder está terminando, acusando a Venezuela de vaciar sus prisiones e instituciones mentales en Estados Unidos. El rechazo del Senado a una resolución bipartidista que requería la aprobación del Congreso para una acción militar contra Venezuela ha sido interpretado como una luz verde para que el poder ejecutivo actúe unilateralmente. Esta situación ha alarmado a los actores regionales y ha alimentado la narrativa de Maduro sobre una inminente invasión estadounidense.

Como respuesta, Rusia ha reafirmado su alianza estratégica con Caracas, declarando que mantiene una “comunicación constante” y podría proporcionar asistencia militar basada en acuerdos existentes.

Esto ha posicionado a Venezuela como el epicentro de una renovada rivalidad geopolítica entre Washington y Moscú en el hemisferio occidental.

Mientras tanto, informes de prensa sugieren que Maduro podría estar evaluando una estrategia de salida que implicaría una amnistía y un exilio si Estados Unidos se lo ofreciera.