El gobierno federal de Estados Unidos enfrentó su cierre más prolongado en la historia bajo la administración Trump, una parálisis de 40 días que generó severas consecuencias económicas y sociales en todo el país. La crisis, originada por un estancamiento presupuestario en el Congreso, finalmente concluyó con un acuerdo bipartidista provisional en el Senado. El núcleo del conflicto fue la exigencia de los demócratas de extender los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), una condición que los republicanos, respaldados por el presidente Trump, se negaron a negociar mientras persistiera la paralización. Las consecuencias de este impasse fueron de gran alcance y afectaron la vida cotidiana de millones de estadounidenses. El sector de la aviación se sumió en el caos, con miles de vuelos cancelados debido a la escasez de controladores aéreos, quienes, al igual que otros 700.000 empleados federales, se vieron obligados a trabajar sin recibir su salario.
Aproximadamente 800.000 trabajadores federales adicionales fueron suspendidos temporalmente.
La crisis social se agudizó con la amenaza de suspensión del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del que dependen 42 millones de personas para su alimentación, una medida que la Corte Suprema permitió temporalmente a solicitud de Trump. El impacto económico fue severo, con estimaciones de Goldman Sachs que calculaban un costo cercano al 1,5 % del PIB. La presión pública, reflejada en encuestas que culpaban mayoritariamente a los republicanos y a Trump, junto con el reconocimiento del propio presidente del daño político que estaba sufriendo su partido, aceleró las negociaciones. El acuerdo final, aunque reabrió el gobierno hasta el 30 de enero de 2026, simplemente pospuso la contenciosa votación sobre los subsidios de Obamacare hasta diciembre, dejando la raíz del problema sin resolver.
En resumenEl cierre gubernamental de 40 días, el más largo en la historia de EE. UU. y motivado por una disputa sobre Obamacare, causó graves trastornos en el transporte aéreo, el empleo federal y programas sociales clave como la asistencia alimentaria. Se alcanzó un acuerdo bipartidista temporal para reabrir el gobierno, pero el desacuerdo fundamental sobre los subsidios de salud fue aplazado, anticipando futuras batallas políticas.