La votación, que concluyó con 51 votos en contra y 41 a favor, bloqueó una medida bipartidista presentada bajo la Ley de Poderes de Guerra. La resolución, impulsada por los senadores demócratas Tim Kaine y Adam Schiff junto al republicano Rand Paul, proponía prohibir el uso de las Fuerzas Armadas estadounidenses “en hostilidades dentro o contra Venezuela”, a menos que existiera una autorización explícita del Congreso. Los promotores de la medida argumentaron que era necesario reafirmar el rol constitucional del legislativo en la declaración de guerra. El senador Kaine advirtió que “los ataques ilegales de Trump contra barcos en el Caribe y las amenazas de ataques terrestres en Venezuela ponen a Estados Unidos en riesgo de guerra de forma imprudente e innecesaria”.

Por su parte, Rand Paul, aunque calificó a Nicolás Maduro como un “dictador”, sostuvo que esto no justifica una intervención unilateral, afirmando que “la Constitución es clara: solo el Congreso puede autorizar la guerra”. Sin embargo, la mayoría republicana defendió la potestad del presidente como comandante en jefe para decidir sobre operaciones militares en defensa de la seguridad nacional. Este resultado se produce en un contexto de creciente presencia militar estadounidense en el Caribe y una serie de ataques a embarcaciones que la administración justifica como parte de su lucha contra el narcotráfico, acciones que la oposición demócrata califica de ilegales.