El “government shutdown” ocurre cuando el Congreso no logra aprobar las leyes de financiación para mantener operativas las agencias federales. La situación actual ha igualado en duración al cierre ocurrido durante el primer mandato de Donald Trump a finales de 2018 y comienzos de 2019. Una de las consecuencias más graves es la amenaza al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del cual dependen 42 millones de estadounidenses. La administración Trump advirtió que los fondos para este programa se reducirán a la mitad en noviembre por falta de presupuesto, lo que ha generado preocupación por una posible crisis alimentaria. Un juez ordenó al gobierno mantener la ayuda, pero la incertidumbre persiste.

Además del impacto social, el cierre ha provocado problemas operativos.

Aeropuertos importantes como Newark, La Guardia y Boston han reportado demoras significativas, y se ha advertido sobre posibles cierres del espacio aéreo si la situación se prolonga.

El propio Trump ha reconocido el impacto político del cierre, culpándolo, en parte, por las derrotas republicanas en las elecciones locales del 4 de noviembre.

Mientras tanto, el enfrentamiento entre los partidos continúa sin una solución a la vista, prolongando la parálisis y sus efectos en la economía y la vida de los ciudadanos.