La situación ha generado desesperación y ha obligado a muchos trabajadores federales afectados a recurrir a bancos de alimentos para subsistir.

Aunque un juez ordenó al gobierno mantener la ayuda, la incertidumbre persiste mientras el bloqueo político continúa. La crisis ha expuesto la vulnerabilidad de los programas sociales ante la polarización política, con ambos partidos culpándose mutuamente por la falta de una solución.