Aunque evitó nombrar directamente a Donald Trump, sus críticas fueron interpretadas como una alusión directa al actual mandatario.

"Si sigues con regularidad lo que dicen quienes están al frente del gobierno federal ahora mismo, hay un compromiso débil con lo que entendíamos... sobre cómo debe funcionar una democracia liberal", afirmó.

Obama señaló la erosión de pilares fundamentales como el Estado de derecho, la independencia judicial y la libertad de prensa, comparando la situación con regímenes autocráticos.

"Es coherente con las autocracias. Es coherente con la Hungría de Orbán", advirtió, subrayando que cuando los funcionarios no defienden la Constitución, el país comienza a derivar hacia algo incompatible con la democracia. La intervención de Obama se produjo en un contexto de alta tensión, con protestas masivas bajo el lema "Sin Reyes" y una creciente preocupación por una posible recesión económica. El expresidente arremetió contra las políticas "caóticas" de Trump, un comentario que resuena con las críticas de analistas que comparan la desregulación actual con las vulnerabilidades que llevaron a la crisis de 2008. A pesar de su sombrío diagnóstico, Obama concluyó con un mensaje de esperanza, instando a las nuevas generaciones a ser "impacientes ante la injusticia y la crueldad" y a defender activamente los valores democráticos.