El Pentágono enmarca estas acciones dentro de una operación más amplia contra el narcotráfico en la región. El gobierno de Nicolás Maduro ha interpretado estos movimientos como una provocación y la "fabricación de una guerra", denunciando un plan de Washington para desestabilizar su administración. La situación ha provocado reacciones internacionales, con Rusia reafirmando su apoyo a Venezuela y el presidente de Brasil, Lula da Silva, ofreciéndose a mediar para preservar la paz en la región.