El despliegue incluye el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo, y el destructor lanzamisiles USS Gravely, que arribó a Trinidad y Tobago para realizar ejercicios militares.

A esta escalada se suman las declaraciones de altos funcionarios estadounidenses.

El senador republicano Lindsey Graham afirmó que el presidente Trump planea informar al Congreso sobre “futuras potenciales operaciones militares contra Venezuela y Colombia”, incluyendo una posible “expansión del mar a la tierra”.

Por su parte, el senador Rick Scott envió una advertencia directa a Maduro: “Si yo fuera él, iría a Rusia o China ahora mismo”, asegurando que “sus días están contados”.

La DEA también acusó al gobierno venezolano de operar como un “Estado narcoterrorista” en alianza con grupos armados colombianos. En respuesta, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, declaró a las fuerzas armadas en “máxima alerta”, mientras que Maduro, en un mensaje en inglés, pidió paz (“Not crazy war, yes peace”) pero advirtió que ordenaría una “insurrección armada nacional” ante una agresión.

Ante la crisis, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha ofrecido como mediador.