La ofensiva ha sido duramente criticada a nivel internacional.

El Alto Comisionado de la ONU, Volker Türk, acusó a Estados Unidos de cometer “ejecuciones extrajudiciales” y “violar el derecho internacional”. En la misma línea, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha calificado las acciones de “asesinatos” y “crimen de guerra”, anunciando que presentará una proposición ante las Naciones Unidas para exigir su cese.

Congresistas demócratas en Estados Unidos también han denunciado los ataques como “asesinatos”.

En defensa de su política, Donald Trump declaró que las embarcaciones atacadas “no estaban pescando” y que transportaban narcóticos en cantidades suficientes para “matar a 25.000 estadounidenses”.

Para reforzar la operación, el Pentágono ordenó el despliegue en el Caribe del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de su flota.