Además, anunció el incremento del 10 % sobre los aranceles existentes, que ya afectan a sectores como el acero y el aluminio. La decisión sorprendió a Ottawa, ya que se produjo poco después de una reunión aparentemente cordial entre Trump y el primer ministro canadiense, Mark Carney.

Este último declaró que su gobierno está dispuesto a reanudar el diálogo "cuando los estadounidenses estén listos".

Mientras tanto, la medida profundiza la incertidumbre para una relación comercial que superó los 900.000 millones de dólares el año pasado.