Estas acciones reflejan el estilo personalista y transaccional del mandatario en la arena internacional. La relación con Canadá sufrió un duro revés cuando Trump anunció la terminación de “TODAS LAS NEGOCIACIONES COMERCIALES” y un aumento del 10 % en los aranceles existentes. La drástica medida fue una represalia directa a una campaña publicitaria del gobierno de Ontario que criticaba la política arancelaria estadounidense.

El anuncio utilizaba un video editado del expresidente Ronald Reagan, un ícono republicano, hablando negativamente sobre los aranceles, lo que enfureció a Trump, quien lo calificó de “comportamiento atroz” y “fraudulento”. Esta decisión congela los diálogos que buscaban aliviar las tensiones en sectores clave como el acero, el aluminio y la industria automotriz, afectando una relación comercial que superó los 900.000 millones de dólares el año pasado. En un giro contrastante, durante la cumbre de la ASEAN en Malasia, Trump sostuvo una reunión “excelente” y “constructiva” con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Ambos líderes acordaron iniciar negociaciones “inmediatamente” para resolver la disputa por los aranceles del 50 % que Washington había impuesto a productos brasileños.

Lula expresó su optimismo declarando: “Estoy convencido de que en pocos días tendremos una solución definitiva”.

Este acercamiento marca un cambio significativo, ya que Brasil había sido uno de los países más afectados por las medidas proteccionistas de Trump.