Sin embargo, estas operaciones han sido calificadas como “ejecuciones extrajudiciales” por el presidente colombiano Gustavo Petro, la organización Human Rights Watch y senadores estadounidenses como el republicano Rand Paul, quienes cuestionan la legalidad y la falta de un debido proceso. La ofensiva está respaldada por un notable despliegue militar que incluye el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, destructores, un submarino de propulsión nuclear y bombarderos B-1B. Además, el senador Lindsey Graham reveló que Trump planea informar al Congreso sobre la posibilidad de expandir las operaciones a tierra en Venezuela y Colombia, lo que ha elevado las alarmas sobre una posible intervención terrestre en la región.