Las descalificaciones personales han definido el tono de la confrontación, deteriorando una relación históricamente aliada.

A lo largo de varios pronunciamientos, Trump ha utilizado un lenguaje duro y despectivo para referirse a Petro y a Colombia. En declaraciones a la prensa en el Despacho Oval, lo calificó de “matón y un mal tipo”, acusándolo de “fabricar muchas drogas” y de haber perjudicado gravemente a su país. Posteriormente, a bordo del Air Force One, elevó el tono de sus críticas, afirmando: “Colombia está fuera de control.

Ahora tienen al peor presidente que han tenido.

Es un lunático que tiene muchos problemas mentales”.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reforzó esta postura al referirse a Petro como un “líder desquiciado” y señalar que no veían señales de desescalada. Estas acusaciones se suman a la más grave de todas: la de ser un “líder del narcotráfico”. Trump también se refirió a Colombia como un “antro de drogas” y amenazó con tomar “acciones muy serias” contra Petro y el país. En respuesta, el presidente Petro ha calificado las afirmaciones de Trump como “calumnias” y ha anunciado que se defenderá “judicialmente con abogados estadounidenses en la justicia estadounidense”. Además, describió a Trump como “grosero e ignorante con Colombia” y le recomendó leer “Cien años de soledad”.

La confrontación verbal ha sido criticada por líderes políticos como Juan Fernando Cristo, quien pidió “un cese al fuego en X” y “menos micrófonos” para dar paso a la diplomacia profesional.