La administración, a través del secretario de Guerra Pete Hegseth, impuso nuevas y restrictivas reglas para los periodistas acreditados en el Pentágono, las cuales, según los medios, buscan convertir a la prensa en un “adminículo del poder”. Estas normas, que incluyen la prohibición de solicitar información a oficiales militares sin autorización, fueron rechazadas por la Asociación de Prensa del Pentágono, que agrupa a 101 periodistas de 56 medios. En un acto de protesta unificado, decenas de reporteros de importantes organizaciones como The Associated Press, The New York Times, The Atlantic e incluso la conservadora Fox News, decidieron entregar sus credenciales y abandonar el edificio.
El presidente Trump respaldó públicamente las nuevas reglas, afirmando que Hegseth “considera que los periodistas son muy disruptivos en términos de la paz mundial”.
En paralelo a esta confrontación institucional, Trump ha llevado su batalla al ámbito legal, presentando una demanda por difamación contra el diario The New York Times.
La acción judicial busca una compensación millonaria, acusando al periódico de publicar informaciones “falsas y malintencionadas” sobre sus finanzas personales con una “intención política” para perjudicar su imagen. El periódico, por su parte, ha defendido su trabajo amparándose en la libertad de prensa y el interés público.












