Este movimiento cívico refleja una profunda polarización y un creciente descontento con las políticas del mandatario.

Las manifestaciones, que se han extendido por más de 2.700 localidades en los 50 estados del país, han congregado a una cifra estimada de siete millones de personas, superando movilizaciones anteriores y consolidándose como una de las protestas más grandes en la historia reciente de Estados Unidos. La convocatoria, articulada por una coalición de más de 200 organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y movimientos progresistas como la ACLU y MoveOn, denuncia la expansión del poder ejecutivo, las violentas redadas de ICE, el uso de fuerzas federales en ciudades y las restricciones a las libertades civiles. Figuras políticas como el senador Bernie Sanders y la actriz Jane Fonda han participado en las marchas, denunciando que Trump y sus aliados “están poniendo en peligro el autogobierno”.

La respuesta del presidente Trump ha sido desafiante.

En una entrevista, afirmó con sarcasmo: “Me llaman rey, pero no soy un rey”. Posteriormente, difundió en su red social Truth Social un video satírico creado con inteligencia artificial, donde aparece como el “Rey Trump” pilotando un avión y arrojando una sustancia marrón sobre los manifestantes.

Este gesto fue interpretado por sus opositores como una burla y una provocación, exacerbando el debate sobre el uso de estas tecnologías por parte de figuras políticas.